
HISTORIA
Hay asentamientos desde tiempos muy remotos que dejaaron abundantes vestigios megalíticos en la zona de la Laguna de Catiñeiras
lrededor del lago se sitúa uno de los parques forestales más antiguos de Galicia, el Parque de la Naturaleza do Lago de Castiñeiras, situado en montes comunales y gestionado por la Xunta de Galicia. Está rodeado de una masa forestal creada a partir de mediados del siglo pasado pero que probablemente tenga su origen en las primeras plantaciones del plan de reforestación de la provincia de Pontevedra, iniciadas en el año 1927. Actualmente el parque cuenta con unas 70 ha de superficie repobladas con castaños, abedules, roble americano y otras especies exóticas.
Dentro del parque se encuentra un stand de información y el aula de Naturaleza de Coto Redondo, ambos gestionados por la cooperativa Teixugo. En el parque se encuentra un campo de varios enterramientos prehistóricos datados en el Neolítico (cistas y mámoas), entre las que destaca la monumental Mámoa do Rei.
El conjunto megalítico de A Chan de Castiñeiras es uno de los campos de mámoas más importantes de Galicia.
De entre todos los enterramientos –la mayor parte de ellos colectivos– destaca el conocido como Mámoa do Rei, una estructura tipo dolmen (mesa grande de piedra en lengua bretona) que destaca por sus enormes dimensiones. Se trata de una cámara poligonal y corredor de acceso, con tres tramos perfectamente diferenciados. Fue restaurado y reconstruido en el año 2003.
Pocos metros al Norte de la Mámoa do Rei encontramos una cista funeraria de planta trapezoidal realizada con grandes losetas de piedra de grano. Fue excavada por el arqueólogo Sobrino Lorenzo Ruza a mediados del siglo pasado. Las dimensiones del túmulo son de algo más de dos metros de largo, 1 m de ancho y 0,70 de fondo. No conserva la tapa.
La mámoa nº 3 forma parte de la misma necrópolis neolítica. Fue espoliada, tal y como evidencia la ausencia de piedra de cobertura y de la mayoría de los ortostatos, nombre que reciben las lajas de piedra verticales que conforman la cámara mortuoria.
La mámoa nº 4 que conserva todas las lajas de la cámara funeraria. Perdió la tumulación de tierra que la cubría, así como la piedra de cobertura a causa de la actividad de los furtivos.
Por último, la mámoa nº 5 de esta necrópolis conserva una única laja u ortostato de la cámara funeraria original. Se localiza acostado dentro del cono de violación, la cavidad en forma de cráter que ocupa el centro del monumento.
>> El castro más popular y conocido de la localidad es el de “Monte da Croa” (en el lugar de Acuña), que cuenta con murallas y en el que aparecieron numerosos utensilios de uso casero.
>> De la época romana quedan vestigios de la IV Vía Militar de Braga a Santiago, que se desviaba por la costa cara a la península del Morrazo y atravesaba Bértola y Figueirido
>> Durante el medievo su territorio estuvo atravesado por el Camino Portugués: Quedán de esta época: la Iglesía Románica de Vilaboa (muy modificada) y la cimentación del Castillo de San Adrián de Cobres.
> Castillo de Ubeiras
Situado en el lugar del “Castillo”, es de estilo medieval, situando la fecha de su construcción en los siglos XIV y XV.
Del Castilllo de Ubeiras hoy solo se conservan los cimientos y parte de los muros, fruto de su destrución a manos de la armada anglo-holandesa en la batalla de Rande de 1702.
>> En época moderna (siglo XVIII), se explotaron las Salinas do Ulló. Estas salinas comezaron a ser explotadas por el colegio de los Jesuítas de Pontevedra en 1694 y alcanzaron gran importancia en los siguientes anos. A finales del siglo XIX, en este mismo lugar,se construyó uno de los pocos molinos de mareas existentes en Galicia, con un funcionamiento que se basaba en el aprovechamiento del moviemiento de las corrientes del fondo de la ría para generar fuerza hidráulica.
Hoy solo queda de este molino una pequeña muestra que señala su situación y los restos de las antiguas casas que pertenecían a las personas que llevaban a cabo esta labor.
En medio del bosque próximo, también se conservan en pie los restos del que antaño había sido a Granja de las Salinas, habitación principal de los moradores. Este edificio, además de la distribución convencional (habitaciones, cocina, lar, horno…) también conserva los restos de una singular capilla dispuesta en el centro del inmueble, pero el elemento más relevante es sin duda su monumental “lareira” y campana, toda ella labrada en sillares graníticos de primera calidad. Junto a este edificio, otra casa de dos cuerpos que sirvió de morada a los caseros de la finca
>> El suceso histórico más relevante viene de la mano de la Batalla Naval de Rande, en el año 1702. (Despliegue el recudro).
Batalla Naval de Rande
En 1702, nuestras costas fueron escenario de uno de los mas cruentos combates navales que recuerda la Historia de Europa. Por aquel entonces, el continente se debatia em un conflicto de grandes dimensiones, en el que estaba en juego la sucesión a la Corona de España
La posibilidad de que Felipe de Anjou, nieto del Reyi Sol, accediese al trono español, provoco la enérgica reacción de las demás potencias, temerosas de ver unidos el poderío militar y económico francés con el inmenso potencial del Imperio colonial español.
El 11 de junio de este mismo año zarpaba de La Habana, rumbo a Cádiz, la Flota de Indias: 19 galeones españoles, escoltados por 22 navíos franceses, transportaban el más valioso cargamento que jamás hubiese cruzado el Atlántico. Pero mediada la travesía, descubrieron que una poderosísima escuadra anglo-holandesa les estaba aguardando en el Cabo San Vicente. Así que el almirante Manuel de Velasco, siguiendo los consejos de un piloto gallego, puso rumbo a la ría de Vigo, en la que entraron el 22 de septiembre. El convoy buscó refugio en la Ensenada de San Simón, comenzando inmediatamente los preparativos para la defensa: el paso de Rande fue obstruido con una barrera de troncos, cables y pequeñas embarcaciones, a la vez que se reclutaban apresuradamente milicias para reforzar los dos pequeños fuertes existentes a cada orilla del estrecho. Paralelamente, 1.200 carros del país fueron requisados para transportar las mercancías a Madrid.
Un mes fue exactamente el tiempo que tardó Rooke en descubrir el paradero de la Flota de la Plata, y el 22 de octubre entraba en la ría la escuadra más grande que aquí se hubiese visto. El primer cometido de los anglo-holandeses era tomar los castillos de Rande y Corveiro, lo que lograron al día siguiente sin grandes dificultades. Entonces, comenzó la gran batalla. La artillería francesa logró contener al adversario en los primeros envites. Así fue al menos hasta que el «Torbay», buque insignia británico, y armado con picos, logró romper la barrera que impedía el paso del estrecho. La flota rival pudo penetrar entonces en el fondo de la ría, donde la falta de espacio para las maniobras no dejó otro recurso que el abordaje. La encarnizada lucha cuerpo a cuerpo se combinó con el uso de numerosos materiales incendiarios, provocando un espectáculo dantesco y espeluznante. La diferencia numérica entre una y otra escuadra era muy grande, y aunque los franceses se batieron valerosamente, la derrota se hizo inevitable. Fue entonces cuando el comandante español, cuya flota de mercantes carecía de medios de defensa, ordenó hundir los buques para evitar que cayesen en manos enemigas. Mucho se ha especulado sobre la posibilidad de que los galeones españoles se fuesen a pique cargados de incontables riquezas, cimentando así la leyenda del «Tesoro de Rande».
Hasta el día de hoy, han sido numerosas las expediciones que lo han buscado. Es probable que la parte más valiosa del cargamento hubiera partido ya hacia la Meseta, durante el largo mes que estuvo la flota en la ría. Sin embargo, no se puede descartar que una parte importante permaneciese todavía en las bodegas de las naves. Eso parecen indicar los cuatro millones de pesos que se llevó el enemigo, y que junto a los siete buques de guerra capturados y seis galeones, constituyeron un considerable botín
Lo que sí está fuera de toda duda es que la batalla de Rande fue una carnicería. Del bando franco-español cayeron 2.000 hombres, mientras los muertos ingleses o holandeses fueron unos 800. También está claro que fue un desastre para los derrotados. Los franceses perdieron sus mejores buques de guerra, y los españoles se quedaron sin barcos para la Carrera de Indias. Y mientras nuestro país procuró olvidar pronto tan amarga derrota ( a lo que contribuyó no poco el relativo éxito en el balance total de la guerra, que permitió la consolidación de los borbones en el trono), la victoria de Inglaterra y Holanda alcanzó enorme difusión en toda Europa, y fue celebrada durante largo tiempo. La «Calle de Vigo», en pleno centro londinense, sigue recordando a los británicos la gran trascendencia que este hecho de armas tuvo, al igual que Julio Verne inmortalizó los tesoros de Rande en «20.000 leguas de viaje submarino«.
>> Durante o Antigo Réxime o seu territorio de Vilaboa pertencía a xurisdición de Pontevedra, señorio do arzebispado de Santiago de Compostela.
En 1821 naceron os concellos de Cobres e Vilaboa, fusionados a partir de 1835.
>>A destacar las movilizaciones del Pueblo de Vilaboa en «tiempos recientes«, (Despliegue el recuadro).